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La innovación y audacia en la abogacía

Existe una gran controversia en torno a la introducción de variaciones en la abogacía y el futuro de la profesión legal. El derecho está cambiando y los abogados han de tomar parte para evitar verse engullidos por los desafíos y aprovechar las oportunidades que se presenten. Los abogados tienden a adaptarse con lentitud y, por lo que veo, muchos de ellos no perciben o no reconocerán los cambios que se avecinan y los notables ajustes que exige la abogacía. Algunos se creen diferentes o afirman que sus casos son únicos y que no tienen por qué evolucionar, transformarse o trascender. Sin embargo, los abogados, sin duda alguna, no deben llevarse a engaño: están sujetos a las fuerzas básicas del mercado, a saber, oferta, demanda y precios. Los abogados y las firmas legales han de admitir que se están produciendo cambios en el mercado de los servicios legales y hacerlos suyos. Los abogados, u otra figura similar, siempre van a ser necesarios para ciertos tipos de asuntos. Los pleitos que pueden determinar la subsistencia o no de una empresa siempre van a representar una fuente sólida y lucrativa de servicios, no obstante, suponen una parte mínima del mercado de los servicios legales. Entre medias nos encontramos con servicios relativamente sofisticados o de valor agregado que no conllevan ciencia aplicada pero que requieren de una firma que cuente con personal especializado y competente.

El abogado del siglo XXI ha dejado de ser un abogado de cuello blanco. El ejercicio de la abogacía se ha convertido en un enorme crisol. Los abogados se parecen cada vez más a los empresarios. Como posiblemente recordaras, en el mundo de las startup todo gira en torno a la ejecución, y las ideas tienden a carecer de valor. En el contexto actual, es preciso crear las oportunidades, en lugar de esperar a que se presenten. Las ideas han de llevarse a la práctica. Más que nunca, el abogado ha de convertirse en un selecto empresario de sus ideas, servicios, valores y pericia.

En el entorno de las startup es vital ganar visibilidad para captar inversores, clientes y socios comerciales. Lo dicho resulta de aplicación igualmente a los abogados. Tu talento carecerá de valor a menos que obtengas notoriedad del mismo. El hecho de alcanzar el éxito, o no, está en sus manos. El abogado ha de ser percibido por su red de empresas, clientes y directivos.

En virtud de lo anterior, considero que las siguientes actuaciones básicas son necesarias para aspirar a la verdadera innovación en la abogacía y para gozar de visibilidad profesional:

  1. Puesta en práctica de ideas: las ideas carecen de valor si no se llevan a la práctica. Está en tus manos hacerte un hueco en el mercado jurídico que te permita distinguirte del resto. Da color a tus ideas, aclara tus conocimientos, revitaliza tus habilidades y deja fluir tus valores.

  2. Gestión: ocúpate de tu imagen global, en lugar de ignorarla. Tu vida personal ha pasado a ser pública en la era de la transparencia. La autopromoción es la forma adecuada de marcar la diferencia. La credibilidad y la visibilidad son las metas a las que has de aspirar para mejorar tu imagen. La tecnología está (y seguirá) cambiando la profesión y la prestación de servicios legales de muchos modos. Internet y el resto de tecnologías están teniendo un efecto desestabilizador, proporcionan un gran número de nuevas formas de comunicación y colaboración entre abogados y clientes, y abren la puerta a nuevos tipos de ofertas de servicios legales.

Has de ser cuidadoso, no obstante, con el enfoque que adoptes para posicionarte. Puede parecer obvio, pero existe una diferencia importante entre lanzarte a ti mismo y lanzar un producto. Cuando se trata de tu lanzamiento, al cliente objetivo no sólo tiene que gustarle lo que tienes que decir, sino que también has de gustarle tú. Tendrás que dotarte de una imagen positiva en los nuevos medios, que ofrecen infinidad de ventajas si mantienes una presencia positiva. Las redes sociales te permitirán forjar tu reputación, conectar con personas cuyos intereses se asemejan a los tuyos, localizar oportunidades de negocio y ponerte en contacto con personas que pueden ayudarte a consolidar tu red.

  1. Horizontes: no se trata de cuántas horas dediques, sino de cuántos resultados logres realmente. Es crucial amoldarse y adaptarse al objetivo. Si realmente lo que pretendes es hacer crecer tu negocio, deja de pensar en cuántas horas trabajas y céntrate en la obtención de más hitos y en tener recorrido. El éxito radica en el logro de más resultados, no en tener más trabajo. Ha llegado el momento de medir tus resultados y llevarlos al máximo. Persuade a crear consciencia de tu valor y propicia ser parte de la metamorfosis.

  2. Networking: los triunfadores son aquellos que tienen más conexiones. Si todavía no te has percatado de eso, es que vives aislado en un desierto. Hemos pasado de la economía de la información a la economía social. Ya no se trata tanto de lo que sabes (es decir, Google), sino más bien de si puedes colaborar con otros en la resolución de problemas. Si no logras conectar y mantenerte conectado, perderás rápidamente relevancia en el mercado.

Tu reputación es tu mayor activo. Sé profesional, audaz, innovador y muéstrate dispuesto. Toma la decisión adecuada. Está en tus manos ser parte de los cambios que están transformando la abogacía. Como decía Mahatma Gandhi de forma brillante, Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo.

Por Pablo Vinageras. Socio de Garrigues.


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