Los movimientos sísmicos que están sacudiendo el mercado legal se concentran alrededor de cuatro epicentros: el cambio de hábitos de los consumidores concretado en la exigencia de más por menos, la aplicación de la tecnología al diseño y prestación del servicio, la ruptura del monopolio del conocimiento jurídico provocado por internet y la disrupción en los modelos de negocio.

El artículo de septiembre de la sección Gestión de la Revista IURIS lo dedico a examinar los modelos como instrumentos de generación de negocios en el sector legal y la abogacía, y concretamente me detengo en tres de ellos: el modelo de organización horizontal, el modelo de división de tareas y procesos y el modelo Low Cost.

Hace unos meses el modelo Low Cost trajo cola en las redes sociales como consecuencia de dos artículos en los medios de comunicación, uno publicado en el diario Expansión y otro en la Razón -en en este segundo se recogía la opinión de mi socia Paula Fernández-Ochoa-. La mayoría de tertulianos virtuales, denostaban en los platós de Twitter, Linkedin y blogs personales, el Low Cost en los servicios legales, los vinculaban a un calidad deficiente y auguraban el peligro de este tipo de prácticas en la abogacía, algo similar a lo que en el siglo XIX preconizaban los luditas de la electricidad o el ferrocarril.

No participé entonces en el debate del Low cost esperando la oportunidad de contar con un espacio idóneo donde desarrollar mínimamente mis ideas en una cuestión que me parece interesantísima. En este enlace puedes leer el artículo completo que titulé: "Nuevos modelos de negocio en el sector legal y la abogacía". Te adelanto que mi posición y argumentos no contentarán a los neoluditas :- )